Nuevo post de conoce tu cuerpo! Hoy os hablamos de un tema muy interesante las zonas erógenas! Estad atentos.
Cuando hablamos de zonas erógenas, ¿A qué nos referimos exactamente? Todos hemos escuchado hablar del pene o el clítoris, pero este tema va mucho más allá.
Las zonas erógenos son esas zonas del cuerpo sensibles al tacto, a la presión o a la vibración que nos ayudan a la llegar a la excitación sexual. Estas partes no nos excitan a todos de forma global, es decir, que el tacto o la vibración sobre estas zonas producen distintas respuestas dependiendo de cada uno. Aun así, hay una clasificación para discernir entre unas zonas u otras: primarias, secundarias y potenciales.
Las primarias son aquellas que tenemos en común según el sexo y que son indispensables para alcanzar el orgasmo: El pene en los hombres y el clítoris en las mujeres. Mediante la masturbación (ya sea femenina como masculina) sobre estos órganos conseguimos el orgasmo. También en esta primera clase encontraríamos lo que muchos hemos oído hablar como el punto G, que es esa parte de nuestro cuerpo que nos hace llegar al orgasmo más brutal y excesivo. La pregunta que muchos nos hacemos, ¿Y dónde está este punto G? En la mujer se encuentra internamente detrás del pubis y alrededor de la uretra y en los hombres entre los testículos y el ano. (Esta localización es según los estudios. El mejor método para saber si esto es cierto es ponerlo en práctica).
Las zonas erógenas secundarias dependen muchas veces de cada uno. Son aquellas partes de nuestro cuerpo que nos ayudan en la excitación, pero que no son indispensables para el orgasmo. Algunos ejemplos serían para las mujeres los pezones, el pubis, las nalgas, los labios mayores y menores. En el caso de los hombres sería el escroto o las nalgas.
Las zonas potenciales son las más personales, las que sabemos que nos gustan. Los ejemplos son innecesarios, ya que significa meterse en la intimidad de cada uno. La clave para dar con estas partes es informar a nuestra pareja cuáles son y nosotros mismos ya sabemos de lo que hablamos.
El siguiente paso es saber cómo excitar estas zonas. Hay que saber que la sexualidad viene, en parte, de forma biológica. Entonces, usemos la biología.
La lengua es un órgano retráctil, lleno de sensibles glándulas y da mucho juego a la hora de estimular sensualmente cualquier zona erógena de la piel.
El área del cuello y de la clavícula es una región muy sensible. Besarlo y lamerlo, incluso acariciarlo sin llegar a tocarlo produce una sensación tan cercana al placer que incluso llega a erizar el vello en la piel. Hay que ir con cuidado, ya que esa zona está llena de vasos sanguíneos y podemos dejar marcas, más conocidas como chupetones.
Otra zona también sensible es el ano, tanto en hombres como en mujeres. Se trata de acariciarlo con suavidad hasta que la eyaculación este produciéndose. Está excitación puede llevarse a su culminación mediante el sexo anal.
Puede que en un primer momento pienses en el tacto como una forma de activar o potenciar tus zonas erógenas o las de tu pareja, pero hay mucho más e incluso, según la persona, mejores. Por norma general, además de las manos, suele funcionar muy bien utilizar los labios para hacer caricias, la respiración contra el cuerpo del otro o algún elemento externo como una venda para los ojos, ya que al tapar el sentido de la vista, se potencian los demás.
Si tienes alguna pregunta, no dudes en ponerlo en los comentarios. ¿Quieres saber cómo se desarrollan las zonas erógenas? ¿Siempre suscitan placer las caricias en las zonas erógenas? ¿Qué pasa si las zonas erógenas se vuelven demasiado sensible? No dudes en preguntar todo lo que te produzca alguna duda. Pero antes, utiliza la información de este post para disfrutar del sexo y el placer al máximo. Como decía Marilyn Monroe, “El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza” y como siempre decimos nosotros ¡Frente al sexo vergüenza cero!
